martes, 7 de junio de 2011

En los "80"




En los años 80, se concentra fuertemente el inicio de lo que se llamó movimiento de la danza independiente en Chile. En esta década, hubo hitos importantes en torno a la danza (en plena dictadura militar), que se unieron para alimentar a la nueva generación de coreógrafos.
La visita de Pina Bausch  en el año 1980 a Chile, se presentó en el Teatro Municipal
de Santiago con su obra Café Müller. Esta compañía de un nivel técnico muy elevado y de un biotipo de bailarín inusual a lo conocido en aquella época, inquietó a los jóvenes coreógrafos y estudiantes de danza en su mayoría. La visita de Pina Bausch marco un gran hito para la danza independiente en Chile.
 En la misma época,  la bailarina Manuela Búnster (hija de Patricio Búnster) llega a Chile y logra establecerse en  sur, comenzando a trabajar activamente en Concepción, donde existían algunas academias de ballet y donde hasta hace poco antes de su llegada  había existido un grupo de danza contemporánea, varios de sus ex alumnos llegaron a clases con ella buscando continuidad en su desarrollo. Fruto de aquello nace el grupo de danza Calaucán, que se crea por necesidad de expresión, a través del movimiento, por lo que pasaban en ese momento y de las aspiraciones de vivir sin dictadura. Bailaron en la calle, en gimnasios, en el foro de la universidad, etc. Los conceptos que se buscaban transmitir a través de la danza eran los de resistencia, complicidad, unidad, multiplicación, contar a través de la danza y sin palabras hechos horrorosos que estaba sufriendo nuestro país. Además  transmitir la idea de mantener un espíritu de alegría, a pesar de la represión constante y del miedo con que se vivía.

 Posteriormente Joan Turner junto a Patricio Bunster, quienes llegan a Santiago a mediados de los 80, convocan a toda esta generación de jóvenes bailarines y coreógrafos que ya estaban haciendo sus primeras obras en pequeños y clandestinos espacios que compartían con el teatro y otras artes, varios de estos bailarines eran de la escuela de danza de la Universidad de Chile.
Se forma entonces el Centro de Danza Espiral, dirigido por estos dos maestros que volvían del exilio. Aun estando en dictadura se hacía patente la necesidad de agruparse y de expresar. Llegan a este espacio: Nelson Avilés, Nury Gutés, Luis Eduardo Araneda, Alejandro Ramos, Esteba Peña, entre otros…Todos ellos creadores incipientes cuya obra comienza a tomar forma a fines de los 80 y principio de los 90. También se integran Elizabeth Rodríguez, Paulina Mellado, y otros jóvenes coreógrafos cuya obra comenzará a gestarse en los 90. El Espiral los agrupa.
La primera obra que estrenan en Chile, que ya había sido realizada durante  el exilio fue “A pesar de todo”.  Así  comienza  un trabajo popular, un trabajo de resistencia a   través de la danza, casi como retomando  el trabajo que quedó inconcluso en 1973. Bailaban en poblaciones, en actos políticos, en encuentros culturales, que a mediados de los 80, ya comenzaban a asomarse con más fuerza.
 La dictadura comienza a entrar en su etapa final, pasando a los “90” con la danza completamente restablecida en Chile (…)


Retrato /Memoria de la Danza Independiente en Chile 1970 – 2000
Lorena Hurtado Escobar

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